El anticuario Rickshaw se sitúa en el Passage du Grand Cerf. Los pasajes de París son verdaderas obras de arte, no solo en cuanto a su fachada arquitectónica sino porque sus interiores esconden tiendas que son verdaderos museos.
Con cierto aire bohemio parecen trasladarnos a principios del 19`s
Una simple sudadera se convierte así en algo evocador y sumamente femenino del París del siglo XXI.
Pasajes descritos en novelas como corredores en los que los transeúntes atravesaban de una calle a otra y misteriosamente quedaban hechizados.
Un alo de misterio describe este rostro cubierto de mariposas,
cristales invadidos en una sudadera de algodón.
Un anticuario perfecto donde todas sus piezas cobran valor.
Existen ciertas prendas de las que nunca podríamos desprendernos. No solo son una simple camiseta , están marcadas por nuestros recuerdos y a la vez se convierten en una auténtica joya para nosotros.
Algo que con el paso del tiempo merecen estar en nuestro propio anticuario.
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